sábado, 27 de octubre de 2012

Tertulias con personajes de Motril II


El otro día, una maestra amiga de mi tutora Ana Galindo. La señora es maestra de instituto, da clases de lengua y literatura, pero lo que más le gusta es contarles cuentos inventados y diferentes a los niños.
En mi clase contó....



Ésrase una vez un niño llamado Martín al que no le gustaba ir al colegio. A Martín lo le gustaba ir, porque en él no se aprendía lo que él quería ser de mayor y por eso se lo contó a su padre.
Su padre no se creía lo que estaba oyendo porque, ¿que clase de trabajo no se da en la escuela? El padre le dió vueltas y vueltas pero no se le ocurría nada.
Por eso se lo preguntó a Martín. ¿Que no se da en el colegio?
Y Martín le dijo: Ladrón, yo quiero ser ladrón.
Su padre se enfadó, pero comprendió a su hijo. Él pensaba que no iba a ser capaz cuando supiera que.... para ser ladrón hace falta muchas cosas.... como por ejemplo: Ser capaz de engatusar a la gente, ser muy rápido para escapar de la policía..... y muchas cosas más. Pero a Martín no le importaba, él quería ser
ladrón.
Como el padre estaba muy enfado porque eso era muy peligroso y dijo a su hijo que porque no iban a ver al compadre. (el hombre más inteligente del pueblo, el mas adorado) le contaron al compadre lo que el muchacho quería ser de mayor.
El compadre pensó en tres pruebas para que Martín al oírlas se asustase y ya no quisiera ser ladrón aunque al decirle la primera prueba, él no reacciono como ellos tenían pensado. La primera prueba era... el compadre llamaría a uno de sus sirvientes de su casa, (una de las casas muy muy grandes con cientos de sirvientes...) para que llevase a una oveja de su rebaño, le advirtió que tuviese mucho cuidado porque iba a encontrarse con un ladrón que le iba a intentar robar a la oveja, ese era Martín.
El muchacho no sabía como hacerlo y entonces se le ocurrió ir a comprar un par de zapatos nuevos, los que más llamaban la atención, como no sabía donde iba a ir el sirviente con la oveja, pues.... pensó: Hay tres cominos, el primero era el que llegaba a la fuente del pueblo, en ella había plantas pero musgos... no eran plantas verdes y ricas. El segundo comino llegaba a el ayuntamiento, en el que no había casi nada de vegetación... y el tercer camino llegaba a la iglesia, pero por detrás de esta había un prado con plantas verdes y mucha vegetación.
Martín decidió ir por el tercer camino que era por el que seguro que iba es sirviente.
Al llegar el joven vio a un joven con una oveja y pensó que sería ese. El reto era difícil ya que tenía que llevarle la oveja al compadre.
Martín dejó una de las zapatillas por el comino pera cuando el sirviente pasase y se la encontrase, se pararía y las cogiese, se entretendría y podría robarle la oveja, aunque no fue así, pero si que lo fue a la segunda. Martín salió corriendo y se llevó a la oveja.
El compadre se quedó alucinado y el padre de el muchacho también.
El compadre tranquilizó a el hombre y le dijo que no se asustase, esta prueba no la podría superar. Martín no se asustó en absoluto, al contrario, quería hacerlo y pareció entusiasmado porque quería demostrarle a su padre que era capaz de hacerlo. La segunda prueba era en el desierto, el compadre llamaría a quince sirvientes para que fuesen montando a quince mulas llenas de riquezas como oro, dinero.... Tenía que robar todo el dinero y llevárselo a el compadre.
Martín fue a el desierto y puso un puesto de refrescos y un vino que da mucho sueño. Cuándo pasaron por delante del puesto, se pararon para beber algo y Martín le dijo que como llevaba todo el día allí, y ese día había pasado mucha  gente, no le quedaban refrescos, solo le quedaban un vino buenísimo procedente de Andalucía, España. El jefe de los quince sirvientes, dijo que no pasaba nada por parar a descansar en un oasis que había justo detrás del puesto. Se pararon a beber y se quedaron dormidos, al dormirse, Martín ató las mulas, montó una y las llevó a la casa del compadre. Este se quedó alucinado y el padre del muchacho estaba muy nervioso. El compadre lo tranquilizó de nuevo y le contó a Martín la última prueba.
Tenía que ir a casa del compadre y coger unas sábanas que le bordó su abuela al compadre para su boda, pero en la casa habría francotiradores en todas y cada una de las ventanas y también en en las puertas, detrás de los árboles..... El padre de Martín se asustó muchísimo, ya que pensaba que su hijo no iba a sobrevivir. El chico llegó a la casa del compadre y tubo una idea, haría un espantapájaros con ropa, zapatos.... y lo agitó desde un lado de la casa, todos los francotiradores le dispararon y mientras Martín se escabulló y entro por el otro lado de la casa. Entró en la habitación del compadre y buscó en el armario las sábanas y allí estaban. Como estaba muy cansado por el día que llevaba pues su tumbó en la cama y se quedó a dormir toda la noche.
Por la mañana los francotiradores seguían en las ventanas y en las puertas de la calle, entonces le dijo a dos que había en la puerta principal que parecía que ya venía el ladrón, que se preparasen.
Martín salió de la casa y llevó las sabanas de la abuela a su casa en la que se encontraba el compadre y su padre y se las entregó, el padre pensó que su hijo valía para ser ladrón a si que se alegró por él.
FIN

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